Crecientes ambiciones globales de Uruguay sacuden la bases del Mercosur
Durante la cumbre en Montevideo, en diciembre, hubo acusaciones de juego sucio y tácticas antideportivas, a raíz de la decisión de Uruguay, que días antes había solicitado de forma independiente unirse al TPP11.
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Las reuniones presidenciales del Mercosur solían ser asuntos tranquilos, hasta que Uruguay decidió “abrirse al mundo” bajo la dirección de su líder proempresarial Luis Lacalle Pou.
Trabajando arduamente para negociar nuevos acuerdos comerciales fuera del bloque regional desde que asumió el cargo en marzo de 2020, las ambiciones de Lacalle Pou se enfrentan a las de otros miembros del Mercosur que están cerrando filas contra Uruguay, a medida que cambian las alianzas políticas.
“No ha habido ni habrá una sola acción de mi país que se pueda interpretar como Uruguay promoviendo el fin del Mercosur”,
Francisco Bustillo, canciller uruguayo.
Esas tensiones se exhibieron en la cumbre del Mercosur en la capital uruguaya, Montevideo, en diciembre. Hubo acusaciones de juego sucio y tácticas antideportivas en las noticias de que días antes Uruguay había solicitado de forma independiente unirse al TPP11. Esto siguió a conversaciones comerciales bilaterales separadas con China y Turquía a principios de este año.
“Uruguay debe elegir si está con el Mercosur”, dijo el canciller argentino, Santiago Cafiero, a Financial Times al margen de la cumbre a principios de este mes, en la que Uruguay transfirió la presidencia del Mercosur a Argentina. “Si alguna parte determina algo sin consenso, está quebrantando la regla fundamental del Mercosur”, agregó.
Pero algunos expertos han descrito la alianza proteccionista como una de las “menos efectivas” de su tipo en cualquier parte del mundo, tanto en términos de comercio entre sus miembros como con socios externos. También ha tenido problemas para finalizar un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea, proceso que cumplirá 24 años.
Esos retrasos y frustraciones se encuentran entre los factores que impulsan a Montevideo a explorar la apertura a los mercados extranjeros por sí solo. El Mercosur ya no puede liderar “con una mentalidad de principios de la década de 1990”, dijo Lacalle Pou, ni hacer retroceder el progreso económico de un miembro.
Chile, Colombia, Perú y México han estado mirando hacia el Pacífico para expandir el comercio con Asia. Todos se han adherido al TPP, a excepción de Colombia, mientras que Mercosur se ha quedado atrás.
Amenazas de sanciones
Los otros tres estados miembros del Mercosur han pedido la unidad regional, amenazando con penalizar a Uruguay con una serie de medidas no reveladas si continúa buscando acuerdos comerciales por su cuenta. Los críticos describen las amenazas como intimidación contra el país más pequeño porque ha desencadenado discusiones sobre la reestructuración de la alianza, lo que en última instancia podría conducir a una ruptura.
Argentina y Brasil representan casi 90% del PIB del bloque, lo que les da más influencia en las negociaciones. Algunos dicen que los dos países más grandes simplemente usan Mercosur como escudo comercial para proteger sus industrias de la competencia global.
El canciller de Uruguay sostiene que el país quiere modernizarse, no separarse del bloque, que representó cerca de un tercio del comercio uruguayo en 2022. “No ha habido ni habrá una sola acción de mi país que se pueda interpretar como Uruguay promoviendo el fin del Mercosur”, dijo el ministro Francisco Bustillo a sus invitados a la cumbre.
Lacalle Pou defiende las acciones de su país, argumentando que la decisión de bajar el arancel externo común aplicado a bienes de fuera del bloque en septiembre de 2022 fue tomada entre Brasil y Argentina, sin consenso entre socios. “Me gustaría ver el VAR para saber quién realmente ha infringido las reglas”, dijo el presidente mientras se dirigía a los delegados en Montevideo durante la Copa del Mundo en Qatar.
La semana pasada, la cámara de comercio Uruguay-China reiteró su apoyo a los pasos dados por el gobierno uruguayo para profundizar las relaciones comerciales entre las dos economías y dijo que “avanzar” en un TLC.
Ignacio Bartesaghi, profesor de relaciones internacionales en la Universidad Católica de Uruguay, dijo que el error del gobierno uruguayo había sido “asumir demasiados acuerdos a la vez”, desconcertando a los miembros en un momento de cambio político en Brasil. En enero Lula da Silva asume la presidencia de Brasil y el líder saliente, Jair Bolsonaro, había sido aliado de Lacalle Pou.
Lula ya ha enfatizado que una mayor integración latinoamericana y el multilateralismo serán fundamentales para la política exterior de su administración. “Lula piensa lo mismo que nosotros, que necesitamos fortalecer el Mercosur y deberíamos estar haciendo tratos dentro de la región”, dijo Cafiero de Argentina.
El analista regional uruguayo Nicolás Saldías, de The Economist Intelligence Unit, dijo que es un “movimiento arriesgado” de Montevideo seguir adelante con los acuerdos internacionales. “No saben lo que hará Lula… y lo que dice Brasilia importa más que Buenos Aires”, indicó.
Bartesaghi sugirió que quizás no todo esté perdido. Lula está firmemente a favor de impulsar el comercio, en particular con China, que sigue siendo el mayor comprador de Brasil. En los dos mandatos anteriores de Lula como presidente a principios de la década de 2000, Brasil pasó a ser miembro del bloque Brics con Rusia, India y China, lo que se convirtió en una herramienta importante para la cooperación global.